Frantz Fanon
Piel negra, máscaras blancas (París, 1956), se publicó por primera vez en Cuba en 1968. Esta tercera edición llega en un contexto muy diferente y, quizás, más provechoso para aquilatar su valor. Sin dudas, es uno de los grandes manifiestos tercermundistas que se produjeron en el siglo XX. Su particularidad, como la de muy pocos manifiestos, consiste en que logra multiplicar su alcance, no sólo a los interlocutores de la misma trinchera, a quienes pretende servir y rebelar, sino que también dirige su mensaje a la emancipación de aquellos a quienes combate. Aun cuando les asuste un poco, los tiene en cuenta, a la vez que critica y apunta sus errores con un dedo exaltado, sediento de justicia.